lunes, 2 de abril de 2012

013 - "Inseguridades"



Hoy voy a ponerme filosófico. Sí, sí... Así que preparaos.


Es un hecho para la gente que me conoce que estoy cambiando de peinado cada dos por tres. Algunos pensarán que es porque no soy decidido, porque soy inseguro e inestable emocionalmente. Nada más lejos de la realidad.


Me cambio de peinado cada dos por tres por unos motivos muchísimo más simples:


·Cuando tengo el pelo corto, muy corto (recién cortado), es cuando lo llevo de punta o para arriba, porque es lo más cómodo. No tienes que esmerarte mucho en peinarte y además sales prácticamente peinado de la ducha.


·Cuando tengo el pelo corto, pero ya algo más largo, es cuando me lo dejo hacia abajo, desaliñado y aparentemente sin orden. No es que no tenga ganas de peinarme, es que creo que queda ridículo que con esa cantidad de pelo me ponga a hacerme una raya en un lado, o me lo deje hacia arriba (que debería usar gomina para eso, y ODIO usar gomina), así que cojo el peine, me lo echo hacia delante y una vez está bien peinadito hacia abajo, meneo la cabeza para darle el desorden que quiero.


·Cuando tengo el pelo ya bastante más largo, es cuando el flequillo de mi anterior peinado ya me molesta en la frente, cejas o incluso los ojos. Entonces es cuando sé que al echármelo hacia atrás se va a quedar ahí y no va a hacer extraños como si fuera un Gremlin. Puedo parecer Travolta, o que me llamen Elvis, pero oye, ambos son personajes muy famosos, y que me coparen con ellos ni me molesta, ni me molestará.


·Cuando tengo el pelo largo, tanto que al echarlo para atrás empieza solo a "dividirse" en dos mechones. Es cuando decido que tengo que hacerme el peinado "del hachazo", el de la raya al medio, o como queráis llamarlo. Es el peinado que me quedo haciéndome crecer el pelo que tanto me gusta largo, con flequillo tapando parte de la frente y hacia los lados. El pelo me gusta llevarlo largo, os guste a vosotros o no. Me es indiferente que me señaléis al pelo y os riáis. Cuando este peinado, por culpa del trabajo, veo que el pelo ha perdido fuerza, que se reseca pronto, o que me molesta mientras hago mi trabajo, es cuando decido sanearlo, y vuelta a empezar. 


No hay más dónde mirar, no hay que buscarle los tres pies al gato. Estoy muy seguro de qué quiero hacer con mi vida, aunque no esté en el momento adecuado para conseguirlo. Ya vendrá mi oportunidad, sólo debo esperar.


Ahora viene la mejor parte del tema. 


Tú. Sí, tú, que te cambias de peinado cada dos por tres porque no te ves guapa, o porque tu amiga la rubia liga más, o porque tu novio no te hace caso y tontea con otras...


O tú, el que se echa gomina para hacerse cresta, o que de repente se rapa los lados de la cabeza, o que se hace coletas, o que se tiñe de mil colores... Para ligar más...


Vosotros, sois los que estáis inseguros.


Yo no. Yo no me cambio el peinado para gustar más, o porque me miren raro. O porque Fulanito ligue más así. Yo me lo cambio porque en esos momentos, me siento más cómodo así, indiferentemente de la gente que me mira y me señala con el dedo. Esos me la traen al pairo. Y de verdad que me encantaría dejarme el pelo lo más largo posible, pero por mi trabajo, se me estropea mucho...


-Se cree el ladrón que todos son de su condición-

Espero vuestros comentarios.



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