lunes, 26 de marzo de 2012

Relato - Equivocado


Cuando Alex abrió los ojos, notó como ya no le faltaba el aire. Habrá sido un sueño -pensó- sólo un sueño.


Intentó recordar eso que le había provocado tal sensación. A ver, ¿Dónde estaba? -sus pupilas se dilataron. No recordaba el final de ese sueño, como suele ocurrir, pero extrañamente se acordaba del principio.






Alex estaba felizmente casado con la mujer que siempre había soñado. No había duda alguna de su amor incondicional por ella.




Después de unos años, la feliz pareja había sido bendecida con dos maravillosos hijos. Ella no es feliz conmigo -se culpó a sí mismo- No le he dado buena vida.
Recordó como su mujer había intentado suicidarse, el reciente parto de su segundo hijo había derivado en un trauma psicológico. La familia de ella también lo culpaba y no le permitieron entrar a verla al hospital.




Isabelle gritaba y gritaba, mientras Alex sólo podía asentir y mirar al suelo distraído. Al parecer la idea de ampliar la hipoteca no había sido bien recibida por su mujer -Es para la universidad de Anastasia -se excusó- Ya mismo dejará los estudios superiores y ella quiere seguir estudiando...
-¿Y de qué viviremos? ¿De aire? -gritó nuevamente Isabelle- Recuerda que aún nos queda otro lastre más.
Alex la miró desconcertado. Sabía que se refería a su hijo menor, Alfred, que aún no cumplía 15.- Podemos dejar de pintar la casa cada 3 meses de un nuevo color. O prescindir de tus sesiones de spa -alzó al fin la voz- ¡Podemos vivir más humildemente. Mucha gente vive con mucho menos que nosotros, y no pienso echar a perder el futuro de nuestros hijos!
-¿Y qué hay del futuro de tu mujer? -cada vez alzaba más la voz- Si no estabas a la altura, no sé por qué te empeñaste en casarte conmigo.
Para Alex estaba claro. Amaba con locura a esa mujer, pero habiendo dos personas más en su vida, tenía que repartir el amor. De no haber tenido hijos, él hubiera capturado la luna para ella.




Otoño. Frío como ningún otro. De repente, Alex estaba en casa de unos amigos. Su mujer se había marchado de casa con sus dos hijos. Quiere darnos un tiempo -se decía- y aclarar las cosas.
Ciertos rumores le habían llegado a los oídos. Rumores que rebotaban en su mente como si lo agitaran de lado a lado como a un pelele.
- John, te lo digo de verdad, -balbuceó por el alcohol- ella me ha jurado por su bisabuela que no se ha acostado con Martín, y cuando jura por ella nunca miente.
John y Franchesca, amigos que, por las circunstancias, había confiado, sabían que eso no era cierto. De hecho, John había visto a Isabelle salir de los servicios de un pub con Martín.
Martín es una persona de raza latina, muy famosos por sus habilidades en el catre- Alex, si tú lo dices, y confías plenamente en su palabra, será así -se apresuró a mentir John, evitando a toda costa causar más daño a su amigo- Pero sí te doy un consejo: no le des más vueltas. Lo que sea, será. Tiempo al tiempo.




Los meses pasaban. Isabelle no parecía dispuesta a recapacitar. Alex estaba desesperado. Los celos siempre funcionan -pensó- tengo que intentarlo al menos.
Confesó sentir algo por Franchesca. Isabelle inmediatamente pidió el divorcio.- ¡Me has engañado con ESA! -chilló, como si por hacerlo sus palabras tuviesen más verdad en ellas- ¡Hijo de puta! ¡Voy a sacarte hasta el último mísero centavo que tengas!




- La vista del juicio de divorcio -explicó con voz trémula- es este miércoles.
Alex estaba reunido con sus amigos, estaba destrozado. Una copa de lo que parecía vodka mezclado con tequila acariciaba sus labios. La fuerte mezcla bajaba a fuego por su garganta. Alegar infidelidad suponía perderlo todo. Lo que menos soportaba era no volver a ver a sus hijos, y a su mujer. Ella no es así. Ella me ama, -se quiso convencer- tan sólo está pasando por una mala racha.
Pero ya ni él mismo conseguía engañarse.
- Estoy agotado, me voy a casa -cogió su chaquetón y se fue. El frío del invierno le resultaba insoportable.


Ese mismo sábado, de madrugada, el whiskey era su amigo. Sólo en su casa. Sólo. Fue a por otra botella al armario del garage. Pasó delante de la caja de herramientas. No queda otra -pensó- no puedo más... -sus pensamientos cesaron.
Aquella mañana, los rayos del sol llegaban al porche y una brida sujetaba su cuello a la barandilla. La apretó lo suficiente para asegurarse no poder soltarla. Contó hasta tres. Las lágrimas no cesaban de salir. Se dejó caer. Ahora, sólo aguanta -pensó- no durará mucho, y se acabó.
Le hormigueó la sien. Parecía que los ojos iban a estallarle. Aguantó... Hasta que no pudo volver a tomar aire. Apoyó los brazos en el suelo. Intentó levantarse. Pataleaba. ¡No! -gimió- ¡Así no! Por favor, Dios, ¡ayúdame! -empezaban a fallarle las fuerzas- ¡No quiero acabar así! ¡Isabelle, Anastasia, Alfred!
Un último espasmo le hizo retorcerse. Cayó a plomo. Al menos, fue la última decisión equivocada que pudo tomar.




Cuando Alex abrió los ojos, notó como ya no le faltaba el aire. Habrá sido un sueño -pensó- sólo un sueño... Pero...

Sus pupilas se dilataron. Alex lo comprendió todo. Ya podía respirar. Ya nada le atormentaba. Estaba muerto. No iba a tomar más malas decisiones, o eso creía. Las más equivocadas fueron arrepentirse, arrepentirse de las decisiones que tomó.




Piensa en los problemas como un obstáculo a sortear. Elijas lo que elijas, arrepentirse no sirve de nada.
Lidia con ello, y afronta el nuevo futuro con firmeza. De los errores se aprende. O eso dicen...

Este relato es ficción. Puede parecerse a alguna historia que conozcáis, porque por desgracia, en este mundo, estas cosas pasan diariamente.

2 comentarios:

  1. Me da pena el relato. Me gusta cómo está escrito, aunque hay algunas frases muy descriptivas que cambiaría, que intentaría darles otro tono.
    Pero en sí está bastante bien.
    Seguiré espiando :)

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    Respuestas
    1. He intentado describir lo más exacto posible ciertas sensaciones... Supongo que es eso lo que te ha chocado tanto... Tenía que intentar agobiar al lector. Por cierto, no sabía que las golondrinas supieran escribir comentarios. Supongo que ya lo decía el poema:

      Volverán las oscuras Golondrinas
      en tu blog sus comentarios a colgar...


      XDDDDDD acepto sugerencias :3

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